Mi abuela me insistió desde que era muy pequeño que no me creyera todo lo que veía y que siempre buscara la verdad. Vamos, que no me dieran gato por liebre. Algunas veces lo consigo, otras me las como con patatas. Esta puede ser una de ellas.
A través de un retweet de un amigo me llegó la foto que ilustra este post. Mi primer pensamiento fue, no lo voy a negar: “vaya bonito par de razones“. Ya se sabe que dos tetas tiran más que dos carretas.
Pocos minutos después vi otro tweet que me hizo caer del guindo. Lo que parecía un paraíso se transformó en la ciénaga de Shrek. ¡¡¡Vaya fiasco!!! Los turgentes y prietos senos resultaron ser los cachetes de un maromo. Malvados. ¿Cómo pueden jugar así con las ilusiones de la gente?
La imagen formaba parte de una broma urdida por una parejita para comprobar cuantos mensajes de ‘amor’ recibía el perfil femenino de una red social en el que subieron el ‘trasero-pecho’ (fueron unos cientos).
Horas después, cuando la esposa reveló el engaño, varias decenas de usuarios montaron en cólera por habérsela tragado con queso. La depilación es lo que tiene.
PD. No he destacado ninguno de los mensajes de protesta y desazón porque son de todo menos bonitos.
(Fotos: poshpink330 / GoneWild)